No soy muy aficionado a los diplomas pero en casa tengo dos de ellos, de karate-do, otorgados por diferentes organizaciones japonesas en distintas etapas de mi vida de karateka. No están colgados de ninguna pared, sino que los guardo entre libros en mi estudio, donde no los ve nadie. No guardo diplomas de la federación a la que pertenezco (puede que estén en alguna carpeta) y los japoneses los conservo mas que nada por los buenos recuerdos que me traen y por su indudable valor estético. El otro día haciendo un poco de "limpieza" les quité el polvo y los observé con más detalle y me llevaron a reflexionar sobre la relatividad de los grados y sus diplomas, en karate o en cualquier otro arte marcial.
No quiero entrar a discutir aquí el valor de los grados y de los llamados "cinturones", un tema sobre el que se ha escrito mucho y sobre el que hay mucho que decir y que "ocultar". Para mi, cualquier discusión sobre este tema es una gran pérdida de tiempo: si partimos de la base que los grados "existen", que cada uno valore, sin engañarse a si mismo, como ha conseguido el suyo, si es que lo tiene, y que nadie se atreva a valorar un karateka por su rango (o por sus diplomas)ya que esto es, simplemente, una idiotez.
Dicho esto volvamos a los diplomas. Uno de mis descubrimientos (no de esta 'limpieza' si no de la de hace más o menos un año)es que mi primer certificado de segundo dan (que data del año 1980) esta firmado ni mas ni menos que por el gran maestro Eiichi Miyazato, 10º dan Goju-Ryu y alumno directo de Chojun Miyagi, fundador del estilo. En el año 1980 yo llevaba ocho de práctica y era primer dan de la Federacion Española de Karate y, por supuesto, no me examiné con Miyazato sensei, aunque es él quien avala mi rango en esta fecha con su "inkan" (sello) rojo. Sin duda es una curiosidad que para mí paso inadvertida durante años y significa que el maestro que me examinó y me otorgo el grado, Partick Tamburini sensei, estaba respaldado entonces por un maestro legendario del karate clásico..
Otro diploma japonés que conservo es mucho más reciente, ya que es del año 2005. Curiosamente también es de segundo dan, es decir que me examiné de segundo dan cuando ya hacia 25 años que era segundo dan (certificado de Miyazato sensei) y 23 años después de obtener segundo dan de la Federacion Española de Karate (obtenido en 1982). Este segundo diploma lleva la firma del examinador bajo mi nombre: Hirokazu Kanazawa, 10º Dan Shotokan, otro maestro legendario. Recuerdo perfectamente el dia del examen, Kanazawa sensei me examinó aquel día de primer dan SKI (al que yo me presentaba) y cuando terminé me preguntó: "¿quiere Vd. realizar ahora el examen de ni-dan?". Inicialmente, muy sorprendido por la pregunta, decliné la invitación de forma respetuosa aunque, finalmente accedí, también por respeto.
¿Por qué cuento todo esto?. ¿A quien le importa?
Para mí es un ejemplo de que en realidad, el grado y el diploma no significan nada, más allá del valor que uno mismo quiera darles. Hoy en día muchos karatekas ponen la obtención de grados entre sus "objetivos". Es una solemne tontería. El grado nunca puede ser por si mismo un objetivo. Es solo un aval sobre el nivel técnico que "en un momento dado" te otorga una organización, una federaciónn o un maestro reconocidos. Cuanto mas prestigio tenga este maestro o esta organización, mas valor tendrá el grado. A veces sucede que algunas organizaciones que conceden grados (por supuesto previo pago de los correspondientes derechos) más tarde desaparecen por lo que la "validez" de este grado es más que discutible.Pero, en todo caso, este reconocimiento no es un cheque en blanco. Para el karateka auténtico debe implicar una responsabilidad: nadie es segundo, o quinto,o séptimo dan, o el que sea, si no se lo sigue ganando dáa a día y sigue entrenando y estudiando (y, si puede, transmitiendo) cotidianamente, intentando mejorar cada vez un poquito más.
En karate-do los grados podrían no existir y tal vez no deberían existir pero ya que hemos aceptado esta convención debemos valorarla en su justa medida. Ya veis: uno puede examinarse varias veces del mismo grado, aprobar cada vez y no pasa nada. Al día siguiente todo sigue igual y como mucho, nos quedará el diploma, no para demostrar nada, sino como recuerdo de aquella experiencia vital que fué en su día la prueba que logramos superar.
domingo, 25 de septiembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
Seipai, kata "recuperado"
Cada verano suelo aprovechar el mes de agosto para estudiar algún kata más en profundidad o recuperar alguno olvidado. En esta ocasión decidí recuperar el kata Seipai, unos de los característicos del estilo Goju-ryu y que siempre me ha gustado mucho. Hace unos 30 años aprendí este kata en Ibiza donde el grupo de Shotokan de Pepe Torres tenia este kata entre los que se practicaban habitualmente. Sí. Hoy en día parece mentira pero en aquel tiempo el karate era mucho más abierto que ahora. Por una parte muchos de los que hacíamos Shotokan proveníamos de otros estilos y conservábamos los katas originales como parte de nuestro trabajo. Para mi esta filosofía sigue siendo válida y me permite trabajar sensaciones y técnicas diferentes a la vez que me ayuda a conocer mejor las raíces culturales del karate. Hay diferentes versiones de Seipai, aunque son todas muy parecidas. Los matices son diferentes y a veces los desplazamientos y posiciones del cuerpo un poco distintas. Pero Seipai es un kata muy interesante para cualquier karateka, por la sutilidad de sus técnicas y sus múltiples aplicaciones reales. Para mi es un gran kata y una gran base de trabajo y me siento muy feliz de, años después, poder recorrer de nuevo su embusen con cierta soltura. Ahora solamente me falta seguir mejorando su ejecución y sacarle partido a sus múltiples recursos. Hay trabajo.
Portada del libro Seipai no Kenkyu (Estudio de Seipai, de Mabuni Kenwa)
Portada del libro Seipai no Kenkyu (Estudio de Seipai, de Mabuni Kenwa)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)