martes, 14 de mayo de 2013

Nuevo reto

(Traducción al castellano de la última entrada en mi otro blog)

En mi progresión en el arte del kobudo me enfrento a un nuevo reto. Tonfa (o tunfa, o tuifa) es seguramente un utensilio que resulta familiar a mucha gente. Su origen es incierto pero parece proceder de la zona de Indonesia donde pasó a Okinawa para convertirse -de la mano del karate- en un arma formidable de defensa. Tanto es así que una versión de porra inspirada en la forma y el manejo de este utensilio campesino se incorporó en los años 70 como arma defensiva a la mayoría de policías del mundo. A lo largo de mis años de intrusión (que no de dedicación) dentro del arte del kobudo (que inicié en Madrid en los años 80) he ido dejando de lado la práctica del tonfa para centrarme sobre todo en bo-jutsu, sai -jutsu y nunchaku-jutsu. Ahora he empezado a redescubrir el interés de esta especialidad hasta el punto de que en los últimos meses prácticamente he basado mi entrenamiento de kobudo en tonfa-jutsu. El regreso al contacto con la madera equilibra de nuevo el entrenamiento con las otras armas. En el sistema Taira la alternancia hierro-madera en el aprendizaje y progreso de las diferentes Buki (armas) no parece casual: hierro-madera/hierro-madera/hierro-madera ... (Tekko/ bo-nunchaku / sai / tonfa / kama ...).

Tonfa-jutsu no está exento de grandes dificultades. Como ha ocurrido con las versiones peliculeras de nunchaku (hasta el punto ridículo exhibido por algunos 'expertos' que convierte esta arma en 'muy peligrosa' pero sobre todo para el mismo que cree dominarla), el manejo de tonfa no consiste sólo con saberlo voltear al estilo "kung-fu spaghetti". La transferencia de energía desde el suelo al arma pasando por la cadera es la principal dificultad. Sólo así la fuerza centrífuga imprimida a la madera con el uso del brazo y la muñeca tendrá efectividad y no quedará en la simple vistosidad del volteo. Y es en esta conexión donde entra el que para mí es el "secreto" del kobudo: es indisociable de la práctica seria del karate. Pienso que sin una buena base en karate nunca se puede dominar el arte de las armas campesinas de Okinawa. Karate y kobudo son como las dos ruedas de un carro.
Mi viejo par de tonfa.