Me llamó la atención que en una entrevista a dos de los protagonistas, Akiyoshi Iwamoto sensei y Mamoru Kase sensei, los dos alumnos de Funakoshi en Keio, el primero de ellos contara divertido que los estudiantes se mofaban del maestro (entiendo que de forma cariñosa) porque al entrenar su rostro enrojecía mucho. Por este motivo le pusieron un apodo: "Tomato sensei", es de suponer que a sus espaldas.
Funakoshi GIchin practicando Jitte |
El primero porque Akiyoshi Iwamoto no parece dar más importancia a esta anécdota que la que realmente tiene. Poner un apodo a un venerado maestro de karate y reírse de ello puede parecer irrespetuoso para los que tienen una imagen demasiado "sagrada" de todo esto. Pero realmente, ¿cuantos de nosotros no le hemos puesto a veces un apodo a alguien, a un profesor o a un compañero y nos hemos carcajeado con ello, generalmente a sus espaldas?. En realidad lo que demuestra este comentario es la familiaridad y la normalidad de la relación entre los alumnos y el maestro, casi miembros de una misma familia en un ambiente de dojo tradicional. Lo hacían sin malicia alguna y no por este motivo dejaban de respetarle como a un gran maestro. Esto aleja el ambiente de dojos como el de Keio, en los años 30 o 40 del siglo XX, del que se vive en algunos clubs de karate modernos pseudotradicionales, muchos de ellos occidentales, en los que un comentario jocoso contra el "maestro" se consideraría casi un "pecado".
El segundo motivo fue que al oír este comentario pensé inmediatamente en un texto escrito por el maestro Itosu Anko, traducido por Kenji Tokitsu. Se trata de unas "instrucciones" para el entrenamiento dictadas en 1908 por Anko Itosu (uno de los maestros de Funakoshi). En una de ellas (la número nueve), dice literalmente: "Si durante el entrenamiento en karate se fuerza demasiado en relación a la propia capacidad física, el rostro y los ojos van a enrojecer mucho porque el Ki remonta. Hay que prestar atención a ello ya que es perjudicial para la salud". Por lo visto Funakoshi sensei no hizo mucho caso de esta instrucción de su maestro o, en caso contrario, el enrojecimiento de la piel del rostro y d la cabeza durante el ejercicio no tiene porque ser un síntoma de algo malo ya que puede estar relacionado con la fisiología propia, el color de la piel, la red de capilares, etc. De hecho Funakoshi sensei disfrutó de muy buena salud toda su vida y murió a casi 90 años de edad, sin dejar de practicar karate.
Anko Itosu. El maestro consideraba perjudicial el enrojecimiento. |
Entrenando y "rojo como un tomate" |